ESTADISTICAS MOTIGO

jueves, 6 de diciembre de 2007

LA CASA DE BARRO AFRICANA

Se me ocurre que querrán saber algo más de Maximiliano. Tendrán que esperar.

Un Domingo, creo que Noviembre recién pasado, por vuelta de las 13 horas, mi hermana MAR Y SOL que es mi vecina en la aventura del TERRITORIO, retorna de un breve paseo por la tienditas de artesanato de la entrada y me anuncia "hay un interesante anuncio a la entrada. Un pendón que invita a visitar una casa de barro del tipo africano, que se está terminando de construir al interior del TERRITORIO. Aunque ya es tarde y debe estar terminando el evento en sí, yo voy", me dice. 


Se trataba de divulgar estilos de contrucción autosuficientes y ecológicos. 


Cuando aparece una situación de estas hay un frémito (no sé si esta palabra es del español o del portugués, pero me gusta, de forma que por el momento se queda) de entusiasmo al interior del TERRITORIO. Nos pasamos la información uno a uno, por Mail, teléfono, avisos en la entrada o señales de humo. Estos eventos son los que colorean nuestro vivir. Son "nosotros mismos".
Aunque era tarde ya, resolvimos prestigiar la reunión. Vamos caminando por la calle principal, damos la vuelta en la esquina, avanzamos hacia el oriente y he allí un hermoso cuadrado de barro, puesto en la tierra, a modo de señalización. Enmarcado allí hay un noble dibujo de la casa de barro estilo Africa, con una flecha indicando hacia donde caminar. Encantador...! 


Llegamos cuando ya estaba terminando la exposición que, en rigor, estaba conformada por la presencia de algunas hermosas personas vestidas de algodones coloridos o crudos, cabellos largos ondulados. Algunos de ellos arquitectos. Bellísimas fuentes de mimbre y greda mostraban aún restos de almendras, nueces, maní, galletas integrales. 


Se trataba, nos explican, de un movimiento mundial que propicia ir enseñando a construir bajo moldes mas humanos y ecológicos. Guilherme, el dueño de la casa, ingeniero, un alto y bello hombre vestido de algodón blanco, anfitriona la muestra. Nos lleva por una exposición gráfica en que nos muestra el proyecto arquitectónico y la forma de construir. Nos cuenta que nos podemos incorporar al movimiento aprendiendo a construir en barro y yendo después a otros países a enseñar la técnica a personas de baja renta. Es un proyecto hermoso, la casa y el proyecto de viajar por el mundo enseñando autosuficiencia habitacional. Me veo claramente en eso. 


Nos muestra como esto es viable, barato y ecológico. Nos dice


- "Los materiales están ahí, a tu disposición. Tomas unos palos de árboles, ..............ahí está la tierra con la cual harás el barro.....todo absolutamente barato y posible".  

Nos muestra el sistema de disposición de nuestros residuos biológicos, que aprovecha incluso nuestra orina y fecas para convertirlas en fertilizante humano, a través del simple sistema de cubrir con aserrín los residuos sólidos. Estos se convierten en rico abono después de un tiempo. Reflexiono sobre el hecho de que por lo menos es mas digno y privado que el aprovechamiento de residuos biológicos hechos en la China de Mao Ze Dong ( o como se escriba ahora), en que el pueblo chino estaba programado para ejercer su solidaridad deteniéndose en los caminos a la orilla de los arrozales, nalgas al aire,  y beneficiar con sus residuos a las plantaciones allí existente (lo habré soñado?). 

Pero en fin, Ghillerme me entusiasma cada vez mas. 


Soy un poco reacia a las casas de barro por una limitación cultural mía y por terror de despertar un día con una vinchuca alimentándose en mi rostro, es verdad, pero nunca tanto como para haber desechado definitivamente la idea de vivir de una manera mas acorde con la naturaleza en una preciosa casa de barro. Aunque de verdad no tengo muy claro en que atenta contra la ecología el vivir en una casa cuya base es el ladrillo. En mi casa actual, de ladrillo, de vez en cuando entran hermosos escorpiones ( o alacranes?), negros, o pájaros, en abril, desorientados porque se dieron un festín con los frutos remaduros, que al fermentar se transforman en una jugosa pulpa alcohólica que deja a zorzales y tencas en tal estado de feliz ebriedad, que se azotan al lanzarse al cielo reflejado en las ventanas de mi casa, o entran por las puertas abiertas de la cocina de mi hermana, llegando hasta la sala o dormitorios en donde saltitan explorando los espacios hasta que alguien se apiada de ellos y abre cortinas para verlos volar. Tenemos por lo menos siete generaciones de tórtolas que han nacido en hermosos nidos hechos en árboles que la mano de Don Goyo, mi querido padre, plantó cuando aquí llegamos hace once años. Las tórtolas son tan de la casa que bajan a tomar agua en el borde de nuestros maceteros, o se sientan - créanme, "se sientan" - en nuestra terraza a observar como nos desplazamos por su alrededor. 


Recuerdo que la primera nidada, en rigor en nuestra casa tienen un polluelo cada vez, la descubrí hace ya varios años, al abrir la cortina del dormitorio de mi sobrino Kitín en el segundo piso, en la casa de mi hermana. Inesperadamente mis ojos se encontraron con los ojos de una tórtola echada en un nido, afuera, en una rama de ciruelo, a no mas de treinta centímetros de la ventana,que me observaba curiosa, pero muy tranquila, desde su posición en la rama. Entonces la adoptamos, dejándole granos y alimento cuando ella abandonaba el nido. Ella nos agradecía fijando sus ojos en los nuestros, quieta y tranquilamente, cuando abríamos la cortina para mostrar a nuestros invitados, a guisa de escenario teatral, la inusual empolladura. 

Si esto no es parte de vivir armónicamente con la naturaleza, aún siendo en una casa de ladrillo... qué lo es?. 

Aquel inicio de tarde Guilherme con su casa y su mensaje me motivó como nadie antes. Recordé que por esos días evaluábamos con mi hermana hacer nuevas casas, al interior del TERRITORIO, para hacer mas amable el entorno para nuestra madre y resolvimos interiorizarnos más sobre la modalidad ecológica que promovía la casa africana, sobretodo por el hecho de que era una opción barata, accesible a cualquier hijo de vecino. Preguntamos a una de las organizadoras si Guilherme tenía algún plano o manual, o si prestaba asesoría, para examinar la posibilidad de viabilizar este proyecto tan ecológico. Nos respondió que Guilherme no lo hacía pero que Domingo, un arquitecto que vive en el TERRITORIO y que allí se encontraba para esto, podría asesorarnos en la construcción deseada. 


Domingo en principio nos informó que : "dependía" ....del proyecto, del lugar, de los m2 construídos, etc. Aún así... podríamos conversarlo y que lo podía contactar mas tarde. 

Como soy objetiva, rápida para pensar y no me gustan las delongas, lo acosé. 


- "Domingo... dime qué es lo que necesito para construir  digamos... cien metros cuadrados ( yo después lo traduzco a mis necesidades). Lo que quiero es una base para saber de que estamos hablando". 

Domingo miró sus dedos pensativo, luego al cielo, musitó para si mismo, perdido en quien sabe que tipo de elucubraciones... 

-"mmm..... cien metros........barro........" . 

Luego a seguir 

- " tú ya tienes el terreno?". 

Le respondí que sí. Volvió a murmurar consigo mismo y luego muy sonriente me dijo...

- " te la construyo por sesenta mil dólares". 

Y esta creo que fue la primera y última aproximación que tuve para construir una casa de barro estilo africano, y para viajar por el mundo enseñando a los menos favorecidos sobre la forma de obtener una vivienda ecológica, con todos los materiales - palos y tierra - "ahí",............a tu disposición..




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