ESTADISTICAS MOTIGO

jueves, 10 de abril de 2008

LA HISTORIA DE LOS TUCH

Desde hace algún tiempo ya, los terrenos del TERRITORIO son codiciados por sus características sin igual - naturaleza preservada, aunque su flora es muy pobre, y cercanía a lo urbano moderno - de modo que no es raro ver por aquí llegar nuevos e importantes vecinos. Uno de los últimos fue un colegio de la filosofía Rudolf Steiner que trasladó su sede a nuestra área, trayendo consigo una leva de padres interesados en comprar o alquilar casas en el TERRITORIO. Los padres y apoderados se desequilibran con el nombre del TERRITORIO y lo asocian con naturaleza, campo, tranquilidad, armonía. Aparecen por nuestra portería sigilosos, con un comportamiento de quien se acerca al paraíso para preguntar esperanzados: "hay algun terreno para la venta?"..."hay alguna casita de barro que se arriende?". Esto naturalmente acabó con la disponibilidad de alquileres al interior, y trajo una saludable prosperidad, con la alegría consiguiente, a aquellos vecinos que tienen casas para arrendar.

Por esa época se encontraba vacía la casita de mi amiga Suzie, la de Brasil. Acababa de entregarla una pareja que llegó con mil proyectos de vida felíz. Ellos respetaban el medio ambiente, estaban armonizados con la naturaleza y deseaban emprender un negocio artesanal en los locales de la entrada. Ella, Laurette, era muy dulce; él, Miguel, a pesar de los intereses declarados por el arte, se veía un tanto bronco y mal agestado como diría mi querida Mamyabuela. Transcurrió un año enmarcado por el desencanto con el negocio de la artesanía y la mala suerte que perseguía a Laurette como un sino ineludible. Tenía frecuentes accidentes de todo tipo, caídas de la escala, choques con árboles, encontrones con las puertas, al punto de que algunos de los que la conocíamos resolvimos recomendarle una urgente consulta con un oftalmólogo. Las mujeres, me lo dijo mi oftalmólogo a mis cuarenta, al comentarle yo que siempre perdía mis anteojos, necesitan en su mayoría usar anteojos a partir de los treinta y ocho años en promedio pero rechazan la idea por querer parecer mas jóvenes. Sin embargo Laurette nunca tuvo tiempo de ir al oftalmólogo para chequear su visión porque  nosotros, los que la conocíamos, decidimos sin ponernos de acuerdo, que al final de cuentas no tenía tanta importancia la revisión de sus ojos:


  • primero, porque apenas se empinaba sobre los veinticinco y 
  • segundo, porque Miguel tenía una extraña forma de armonizarse con la naturaleza puesto que frecuentemente se oían grandes gritos dentro de la casita de barro. 
No quise entrar en hipótesis negativistas, de modo que elucubré sobre la posibilidad de que se ejercitara en dar el Grito Primal, una terapia que estuvo muy de moda allá por los setenta del siglo pasado, y que consistía en buscar un lugar no contaminado por lo urbano, asentar allí sus pies en separado y dar un grito visceral, hondo y definitivo, de dolor al cielo. "El grito primal del hombre que abandona la protección del útero para caer en la incomprensión civilizatoria de los tiempos modernos, la cual en un círculo vicioso le impide sanarse de este dolor". La teoría decía que aquél que consiguiese dar el grito primal, estaría sanado, armonizado, libre de todo dolor y, cuestión no menor, libre de psicoanalistas que se quedaban con todo tu sueldo, pero que en aquella época eran fundamentales para cualquier ser que se preciara de poseer un mínimo de inteligencia y sensibilidad. 

Yo, la verdad nunca encontré el momento adecuado para mi Grito Primal. Las veces que creí estar en el lugar apropiado me asustó la presencia de algún testigo incómodo y cuando finalmente encontré el lugar y la soledad necesaria, me hizo falta una compañía para compartir mi grito. Entendí de repente que el proceso civilizatorio, en mi caso, me había perjudicado irremediablemente puesto que yo no tenía ni siquiera la capacidad de dar el Grito Primal sin compañía y la técnica no consideraba gritos primales colectivos, de modo que resolví abandonar la terapia - Espero que Jorge, mi gran amigo de entonces, que lo intentó durante mucho tiempo, lo haya conseguido en la Universidad de USA en donde finalmente se refugió como profesor de Filosofía.

Finalmente eliminamos, por improbable, la teoría de que Miguel se ejercitase en dar el Grito Primal puesto que observamos que, curiosamente, sus fuertes gritos coincidían con accidentes de Laurette que le dejaban marcas moradas en su rostro o cuerpo, y entonces llegó el momento en que Laurette, la dulce, renunció al proyecto que tanto la sedujo: vivir en la paz y tranquilidad del territorio, armonizados los dos con Miguel frente a la naturaleza maravillosa del Territorio... y así quedó la casita libre para inquilinos mas afortunados.

Entonces llegaron los Tuch.


Continuara...

LA MUJER DEL PANADERO

Hacía poco que nos habíamos instalado en EL TERRITORIO, cuando un día mi querido padre apareció con una noticia que nos entusiasmó a todos. Acababan de poner una banderola blanca, a ochenta metros de nuestra casa, en la entrada del Sendero - así se denominan nuestros pasajes de acceso. La traducción de esta banderola en mi país es: "Se vende pan amasado hecho en horno de barro". Acudimos todos a la novedad. Un hermoso horno de barro recién inaugurado apareció ante nuestros ojos. A su alrededor se afanaba Ismael, un hombre enjuto, de naríz enrojecida, sin oficio conocido, de pocos amigos, que vivía en el lugar junto con su hijo que arrendaba la casita de mi amiga Susie. Por entonces la casita apenas consistía en una especie de torre de barro, que algún aplicado levantó. Abajo había una bañera hechiza de piedras, y arriba una especie de habitación, solo eso. La puerta era un resto de tablas. En sentido estricto el horno era un fraude, como todos los hornos de barro del TERRITORIO. Era un medio tambor reciclado de kerosene u otro combustible al cual le agregó una capa externa de barro para completar el engaño y vender falso pan hecho en falso horno de barro. Ahi entraba el aporte solidario de los vecinos del TERRITORIO; alegremente nos autoengáñabamos y hacíamos como que creíamos que era un horno de barro de verdad divulgando la noticia a nuestros amigos. Así fue como aquella tarde nosotros partimos en familia a adorar la novedad.

Ismael contó a mi padre que su hijo arrendaba la pseudo casa y que él, buscando una forma de ganarse la vida, observó que la residencia quedaba en la calle de acceso del TERRITORIO y que por allí pasaban todas las tardes los moradores de vuelta de sus trabajos u obligaciones en el mundo exterior. Como un emprendedor moderno analizó las ventajas comparativas que ofrecía el lugar y discurrió instalar allí el horno "trucho", como diría Alejo. Le confidenció a mi padre que si no vendía el pan de ese día inaugural no tendría capital para los insumos del día siguiente. Mi padre, Don Goyo, siempre fue solidario con aquellos que tenían una vida dura - quien sabe porque él mismo, de niño, observó el descalabro ocurrido en su familia a propósito de la famosa crisis mundial de 1928, lo cual le reportó decepciones marcantes en una edad muy temprana - de modo que discurrió la forma de prestar ayuda al nuevo empresario, sin arriesgar mucho en el empeño. La cautela, como impronta muy fuerte de su personalidad, también fue una consecuencia de la crisis. Establecida la estrategia de ayuda, mi padre le propuso a Ismael adelantar el importe de la compra de pan equivalente a un mes para nuestra familia. Con eso Ismael aseguraba tener dinero para los insumos de los primeros días y mi padre se aseguraba la buena voluntad del panadero en ciernes, para hacer una troca posterior que consistía en que mi padre entregaba una puerta usada, que por allí andaba incomodando desde que habíamos llegado al TERRITORIO - que serviría para darle un toque mas habitable a la casita habitada por Ismael - y el panadero le entregaría el equivalente al precio, en dosis diarias de pan de acuerdo al consumo familiar.

Día tras día Ismael fue creando una clientela cautiva en las horas de la tarde, que al volver de sus actividades en el exterior no resistían la vista de la banderola blanca y del horno, junto con los olores del pan recién sacado. Pasados unos meses el panadero anunció que se cambiaba a un lugar mas comercial, luego a la entrada del TERRITORIO, desde donde podría captar incluso clientes que circulaban fuera del mismo. El negocio se transformó en grito y plata. El desempleado Ismael, se había cambiado de local y ahora juntaba dinero para comprarse una camioneta.

El nuevo local se transformó rápidamente en un lugar de encuentro. Allí instalaron dos bancas artesanales en donde se veía vecinos que nunca se habían conocido conversando con una bolsa de pan en la mano. Allí se intercambiaban todas las novedades del TERRITORIO, se ponían avisos de trueque, arriendos y ventas diversos, se hacían negocios y se planeaban fiestas.

Un buen día apareció en la venta una mujer bajita, fumadora y muy conversadora, de nombre Victoria, la cual se echó al bolsillo toda la vocación individualista de las personas del TERRITORIO. Se prestigió llamando de tú a todo el mundo y dando pálpitos sobre como hacer realidad los sueños de cada uno puesto que sus andanzas como mujer perseguida por cuestiones políticas le habían asegurado una riqueza de experiencias y sabiduría sin igual; al mismo tiempo que se ofrecía generosamente para ayudar en cuanto emprendimiento fuera comentado en su presencia. Era la mujer de Ismael, quien se encontraba ausente en los primeros tiempos del emprendimiento. Posteriormente ella contó a quien quisiera oir que había pasado por la experiencia de estar en la cárcel por cuestiones políticas, lo que le trajo de inmediato la simpatía del TERRITORIO puesto que somos sensibles en extremo a este tipo de penurias; mas aún cuando se supo que ella había compartido celda con la mujer mas respetada por su consecuencia política en el país, una dirigente del partido comunista, la cual gozaba de tal respeto que años después, con ocasión de su muerte, recibiría homenajes sentidos de todo el páis, incluídos auqellos que en vida le garantizaron una vida llena de amarguras.

Pasaron aún los meses, y probablemente un par de años, en que luego a seguir se supo que Victoria había entusiasmado a un actor muy querido y conocido, morador del TERRITORIO, para que este arrendara un terreno a la entrada del mismo en donde existían las tienditas de artesanía, y construyera un restaurant. " Yo te ayudo en todo - le dijo - somos amigos y yo te asesoro. Atrévete, yo entiendo del negocio". El actor se entusiasmó y yo pensé con rabia que mi manía de no intimar de inicio con las personas me hizo perder la oportunidad de instalar un negocio de ese tipo, el cual a todas luces parecía pintado para mí. Cuando recién había llegado Victoria fui un día a pagar un trueque: Se había perdido nuestro perro Barón Segundo y pusimos un aviso en la venta de pan amasado ofreciendo recompensa por informaciones del querido fugitivo. Después de algunos días obtuvimos información valiosa de que se encontraba secuestrado en las inmediaciones del TERRITORIO. Junto con recuperar el perro y la felicidad familiar - cómo amamos nuestras mascotas! -procedimos a pagar la recompensa: quince días de pan para la familia del informante. De esta forma también pagábamos la buena voluntad de Ismael y todos quedamos contentos.

El día que fui a pagar el valor de la recompensa Victoria me recibió con grandes demostraciones de estimación. Sin previo aviso me tomó de un brazo familiarmente, hizo protestas de amistad y me hizo entrar al interior de la venta. Allí había una instalación muy precaria que consistía en una mesa y dos bancas, además de la mesa en que una esforzada mujer amasaba el próximo pan que iría al horno. Victoria me instó a sentar, me ofreció cigarrillos, los cuales decliné por detestar el tabaquismo y moviendo alegremente sus manos hizo aparecer unos vasos llenados generosamente con vino tinto para ella, para mí y para Ismael que se encontraba allí . Como el sol aún estaba alto en el cielo, encontré allí la explicación para el color del apendice nasal del panadero. Arranqué del acoso en cuanto pude, alegando que no podía beber vino debido a que estaba ingiriendo algunos medicamentos. Este afán mío por huir de las personas me impidió obtener a tiempo la valiosa información para el negocio del restaurante.

Al poco tiempo nos fuimos enterando de varias tragedias familiares que le fueron ocurriendo en seguidilla a Victoria. Su madre murió de cáncer y no teniendo ella como arcar con el valor del sepultamiento, tuvo que acudir a préstamos de vecinos; Ismael a su vez enfermó de cáncer al pulmón, momento en que acudió nuevamente al crédito otorgado por los vecinos solidarios y finalmente su madre, ... nuevamente murió de cáncer. Rápidamente se analizó la posibilidad de que Victoria tuviera dos madres. Se llegó a la conclusión de que era imposible de modo que cundió la alarma en el TERRITORIO.


Entonces comenzaron los cruces de información a toda marcha entre vecinos, chequeando y contrachequeando los préstamos otorgados, para llegar finalmente a la insólita conclusión de que Victoria adeudaba dos funerales, dos hospitalizaciones, tres alquileres, cuatro tratamientos médicos y así por delante, a un número asombroso de vecinos que la habían socorrido ante tanta tragedia. La buena noticia era que la madre continuaba viva e que Ismael, por la época, estaba sano. Se supo entonces que Victoria, en los días de la inauguración de la venta estaba en la cárcel por estafa y que jamás fue perseguida política, que había robado tres cheques de la cartera de una vecina, cliente de la venta, y con ellos había pagado, con la mayor paz de espíritu, la matrícula y mensualidades de un nieto en un Kindergarten frecuentado por todo el TERRITORIO, situado a no mas de cien metros de la torre que ocupaban como casa. En desparpajo, Victoria tenía un Doctorado.

Al clamor de la rabia de los vecinos se deshizo la venta del pan y Victoria e Ismael se mudaron a algún lugar desconocido. Aún así ella se las arregló para permanecer vigente, esta vez no en el TERRITORIO sino a nivel nacional, el día en que en un programa de televisión fue entrevistada para contar la historia, según ella, de la estafa del actor, el cual habría utilizado sus conocimientos y trabajo durante dos años para instalar un restaurante que nunca se inauguró y sin pagarle un solo penique. Victoria aparecía en aquel programa, cual estrella, solicitando el pago de salarios adeudados por dos años, vacaciones, indemnizaciones, leyes sociales, feriados, horas extras y otros que juntos sumaban valores escandalosos. Imagino que nuestro vecino, el actor, no tuvo muchas dificultades para demostrar ante los tribunales el perfil truhan de la denunciante puesto que tenía todo el TERRITORIO atragantado de rabia por haber sido engañado, no una sino varias veces, por la tal caradura. A mí solo me quedó el recuerdo de una llamada en horas de la madrugada en que la bribona mujer me decía, con voz ahogada, que necesitaba hablar conmigo por un problema de salud terrible que la aquejaba en ese instante. Como yo por sobre cualquier cosa hago respetar mi sueño le manifesté molesta que apreciaría me llamara al día siguiente. Creo que, después de dormir unas horas, a ella no le pareció una buena idea y resolvió no premiarme con la proposición de algún negocio de la china o poner a prueba mi lado solidario ante una posible tercera defunción de su madre, o alguna catástrofe del mismo tipo, lo cual me alejó del peligro de haber planeado un emprendimiento empresarial, o de cualquier tipo, en la compañía de la granuja mujer del panadero.